Bali es una isla al Este de Java, más pequeña y mucho menos densamente poblada. La religión predominante es la hindú, lo cual hace que la presencia de Ganesha (un Dios con 4 brazos y cabeza de elefante) sea una constante en las casas, calles, veredas, paseos centrales y hasta en la sopa. Esta omnipresencia es pintoresca y nos dio una idea de como vendría a ser nuestra visita: divertida, interesante y con un montón de bendiciones.
Pintura de nuestro amigo Ganesha en una pared por ahí. Se ven las cuatro manos? Una tiene un plato con frutas. Aparentemente le falta el colmillo izquierdo. Por último, soy yo nomás o tiene una cobra enroscada al estilo Kurupí debajo de la oreja izquierda (su izquierda)
La ofrenda más común a Ganesha es de flores y caramelos sobre unas bandejitas hechas de un entretejido de hojitas de un pastito verdeamarillento duro. En otros sitios vimos incienso, gaseosas, bidones de agua (que luego supimos que era agua sagrada) y arreglos florales más elaborados. Claro, él es el “Removedor de Obstáculos y Señor de la Abundancia”, dos títulos sumamente interesantes como para mantenerlo cerca y bien atendido.
Volviendo a la isla de Bali, la misma en el almanaque roguatatístico se divide en 3 partes:
- Denpasar: la parte archimega poblada de la isla, que incluye la parte más turística llamada Kuta Bali. Esta zona es una serie ininterrumpida de hoteles, tiendas de souvenirs, tiendas de masajes, restaurantes, bares y discotecas, frente a una playa con todos los atractivos que te puedas imaginar menos paz.
En esta zona de Bali desarrollas sordera selectiva a la palabra “Taxi”, debido a que los 12.392.382 taxistas y mototaxistas presentes en la ciudad se dedican a invitarte, implorarte, seguirte, agarrarte, gritarte e intentar hipnotizarte diciendo: “Taxi! Taxi! Taxi! Taxi!”. La palabra pasa a ser parte del ruido de fondo, como un aire acondicionado de ventana o una lluvia mansa.
- Ubud: es un pueblo grandecito o ciudadcita pequeña (¿?) re hipponga, con turismo hippistico y new age. El mismo se encuentra rodeado de plantaciones de arroz, tiene un bosque en el medio (plagado de monos) y una cantidad ridícula de sitios donde practicar yoga, comer comida vegetariana y tomar jugo de pasto.
En Ubud podes volver a caminar sin sentirte mercadería.
- El resto de la isla: el paisaje es de colinas y plantaciones de arroz, bananos, té, café y quien sabe que más. Es eminentemente rural con un montón de pueblecitos y gente que no le da bola a los turistas. Se puede recorrer en moto con un riesgo de vida aceptable (no como en Java, donde las chances de chocar para un recien iniciado en el mundo motoqueiro son del 213%). Tiene un volcán activo al noreste de la isla con sus respectivas aguas termales y erupciones quilomberas cada tanto. Entre pueblito y pueblito te encontras con templos, vistas, restaurantecitos donde tenés que usar el lenguaje de señas y rezar, estaciones de servicio del tamaño de un ropero.
El resto de la isla es, sencillamente, lo máximo.
Más abajo los highlights de la bella Bali, para nosotros.
La guerra entre los taxistas y las apps (que están tachadas en el cartel) es fortísima. Cada vez que tomamos un Uber, nos pedían, con miedo, que no digamos que se trataba de un Uber, sino de un servicio de chofer del hotel
El bosque de los monos
12 hectáreas de bosque, cruzado por camineros de piedra musgosa, con estátuas de animales y dioses desgastadas por los elementos, templos que surgen de los árboles y muchos, muchísimos monos. Monos flacos, monos gordos, monos viejos, monitos tiernos, monas monas, monos agresivos y monos simpáticos. Monos comiendo, monos saltando, monos durmiendo, monos robando, monos haciendo monerías. Monos y más monos.
El bosque de los monos es un sitio obligado para visitar en Ubud. Resultó ser un lugar donde creíamos que íbamos a pasar como máximo una hora, tiempo que se multiplicó sin que nos diéramos cuenta, gracias a la sombra fresca de los árboles, al descubrimiento de las decoraciones de los templos, a los rostros de las estatuas y, por sobre todo, a la fiesta constante que son los monitos.
Madre e hijo sobre una figura que no termino de entender. Quien la hizo? Con que fin? Qué es? Qué está mirando? Bue… jamás importó, Chili inmortalizó en una imagen el bosque de los monos
Hay un pequeño cementerio dentro de los confines del bosque
Para quienes no creían que tenemos parientes en todos los continentes, foto con un tío lejano
Arriesgar nuestras vidas manejando una moto por ahí para ver arrozales y comprar batik
Nos animamos a alquilar una moto en Indonesia, sin que ninguno de los dos haya manejado jamás una moto en su vida… lo cual significa que o no nos calienta la vida o tenemos los huevos de Jerónimo o ambas cosas.
Lo primero que hicimos es ir a un arrozal bien cercano a caminar… no se era un arrozal en terrazas, se trataba más bien de unas plantaciones con tapes pois en el medio, casitas o casotas a los costados. La verdad bellísimo, un equilibrio entre agua, verde y silencio en partes igualmente importantes. Terminamos tomando cocos y jugos de piña en una guesthouse que estaba en medio de las plantaciones.
Recuerdo, más de un año después… las flores de loto. Voy a ver si encuentro una buena foto. No la encontré… pero compensaré con la flor de un camalote!
Flor de camalote, a la cancha, de titular
Arroz, bananas y cocos. Cada plantita fue plantada a mano y será cosechada a mano
Otro día, aprovechando la moto. Salimos temprano a buscar un supuesto pueblo donde se hacía y enseñaba Batik. Después de buscarlo por un par de horas… descubrimos que dicho pueblo no existía, que se trataba de una escuela de Batik en el otro lado de la isla (en Denpansar, la definición de caos, el sitio que nos repelía). En medio de la nada y sin plan, decidimos ir a las aguas termales al lado del volcán Batur.
Nos habían dicho que subir al volcán era una buena excursión, pero habíamos leído sobre la mafia de los guías y decidimos no hacerlo. Qué es la “Mafia de los guías del volcán Batur”? Bueno, sucede que la subida al volcán no tiene mayores dificultades ni complicaciones y realizarlo con un guía es innecesario… ante este descubrimiento, los turistas empezaron a ir por su cuenta… hasta que la “Mafia de los guías” empezó a patrullar los caminos a la cima y mandar al demonio a quienes encuentren turisteando sin guía, exigirles el pago de una especie de peaje e incluso llegaron a garrotearles si es necesario. Viene a ser una especie de “Te cuido tu auto para que yo no raye con mi clavo” en indonés pero diciendo “Subite conmigo al volcán para que ni yo ni mis kapés te reventemos en medio de la nada”.
Estos si son arrozales en terrazas en Tegalalang, cerca de Ubud. Nuestra modelo siguiendo la directiva de “Sos un espantapájaro!” llegó a esta puesta en escena
Las aguas termales, geniales, pero lo mejor: LA TORMENTA QUE NOS AGARRÓ A LA VUELTA.
Entiendan la situación: Joseto había aprendido a manejar una moto 48 horas antes aproximadamente. En un sitio donde se maneja por la izquierda y se habla en un idioma que se parece menos al nuestro que el swahili. Teníamos miedo de que nos oscurezca. Estábamos a un par de horas en moto de nuestra habitación. Lluvia nivel diluvio de Noe.
Que hicimos? Bue… Modo highlander ON, confiando en Joseto el Local.
Resultado: Motito, a todo lo que me animaba a ir (medio kilómetro por hora), cagándonos de frío, cantando a los gritos para no tiritar. Nos temblaban las piernas y los brazos, y el chofer (yo) no veía nada porque tenía puesto los lentes oscuros (que hacían de parabrisas para la lluvia).
Sobrevivimos. Creo.
Selfie del rudo Joseto “El Local”, buscado en 3 islas de Indonesia por su excesivo sex appeal
El ritual de purificación acuosa en el Templo Tirta Empul
Nos despertamos temprano y fuimos a conocer un templo conocido como la “Caverna del elefante”, que en realidad se llama Goa Gajah es un complejo de templos relativamente pequeño, con tan solo unos 1.000 años de antigüedad. (¡!!!!!!!!!!)
En el mismo se encuentran mezcladas imágenes hindúes y budistas. La atracción principal es una cueva con relieves de piedra que medio asemejan a un elefante desde afuera. Un rostro con los ojos amenazantes, abiertos de par en par y la boca abierta como gritando hasta desencajarse la mandíbula representa la única entrada a la pequeña cueva.
No había nadie.
Dentro, había una solitaria estatua de nuestro paquidermo favorito: Ganesha.
Demonios, musgo, espadas, elefante, garras, dientes, colmillos, aros, piedra y humedad
Nos paseamos y nos paseamos, pues lo que para ellos es un pequeño templo, resultó para nosotros enorme. Recuerdo que un viejito se encontraba bajo una cascada, con el agua casi hasta las rodillas, limpiando la lagunita bajo la caida del agua. Este señor nos llamó y nos invitó con un sinfín de sonrisas a que nos acerquemos. Quería que veamos un Buddha acostado, durmiendo, oculto tras unas rocas a las que no se podía acceder sin bajarte prácticamente hasta la cascadita. Con su sonrisa interminable y con pocos dientes, nos pidió sacarnos fotos (el a nosotros) y continuó limpiando lentamente la lagunita que había bajo la cascada… Sencillamente no quería que dejemos de admirar el sueño de Siddartha.
Existen estos sitios. Ahora lo sabemos. Existen sitios donde el tiempo se quedó estancado, a donde el tiempo no tiene ganas de volver. Existen y los recuerdo y una parte de mi aún no puede creer que existan. Pero existen.
Nuestro genial amigo vale más que el Buddha dormido para nosotros 🙂
Un poco emocionados, fuimos al templo del agua: El Tirta Empul. Mi nivel de expectativas era bajo, solo había visto que se trataba de un lugar con agua nosequé.
No sabía que me iba a ENCANTAR.
Tirta Empul significa Manantial Sagrado en balinés. Y nada más ni nada menos, es eso. Un manantial, enorme, sagradisísimo. El agua que surge de ahí es atesorada y llevada a toda la isla en botellas de todos los tamaños, las cuales habíamos visto delante de Ganesha en varias ocasiones, pero aún no lo sabíamos. Pero, me estoy adelantando.
El templo no es tan grande ni vistoso, lo que tiene de genial es esto: El manantial surge en una piscina enorme llena de peces de todos los colores y tamaños (no sé de peces, pero creo que eran carpas de hasta medio metro de largo), luego mediante 30 tuberías de piedra (que obviamente tienen 1.000 años), es descargada en dos piscinas más pequeñas con unos picos de salida decorados con flores y palmas.
Hacía calor, ideal para meterse a chapucear en agua sagrada. Sobre los chorros de agua se puede ver el humo de los inciensos y las ofrendas de pasto y flores con mucho brillo en el sol
Ellos tres hacían todo con mucha devoción, les recontra copiamos. A la derecha, sobre el chorro y las ofrendas, una esvástica en relieve sobre la piedra. La esvástica es un símbolo antiquísimo presente en un montón de culturas, en el hinduísmo se la considera sagrada y de buen auspicio. Si vuelven para arriba y miran la foto del cementerio van a encontrar otra más
Para entrar al templo uno debe usar un “sarong”, que viene a ser una falda que te cubre las piernas hasta debajo de las rodillas. En el templo tenés tres opciones: disfrutar de las vistas y aprender acerca del templo, meterte con los hindúes al agua y realizar el ritual que ellos hacen o todo lo anterior. Obviamente, hicimos todo, lo que significa que nos metimos al agua y nos bañamos con el agua sagrada y les copiamos a los hindúes en su actuar. Una chica, que estaba delante de Chili, medio que le explicó lo que tenía que hacer y ella de vuelta me explicó a mi, lo cual se convirtió en un teléfono cortado de purificación ritualística con agua sacra.
Juro que hicimos el ritual, lo mejor que pudimos. Este consiste, más o menos, en meterte a las piscinas (que están llenas de peces), pararte debajo de una de las salidas de agua, mojarte la cabeza varias veces, tomar el agua y hacer buches, todo mientras tenés las manos juntas sobre el corazón o sobre la cabeza, y pasar al próximo chorro y repetir, 30 veces. No tengo idea si hay que decir algo o pensar en algo en particular mientras lo hacés.
Lo único que yo podía pensar cada vez que me ponía bajo el agua era “Gracias, gracias, gracias, gracias…”. Me emociono y se me juntan un chiqui las lágrimas al recordarlo…
Una de mis fotos preferidas de todo Roguatata, ya la usamos en el post Un año viajando, pero no me canso de verla. Chili ritualizando como una campeona
Luego nos pasamos caminando por ahí y descubrimos varias cosas: que hay un palacio del presidente al lado mismo del templo (el presidente del momento es el nieto de Sokaerno que vendría a ser como el papá de Indonesia postcolonia holandesa). Que existe una falta total de decoro, solemnidad y respeto por parte de muchas personas a las religiones y costumbres de otras. Y que nuestra capacidad de asombro continuaba súper viva y fuerte.
Paseito en el pequeño templo Goa Gajah
Probar el kopi luwak
Ese mismo día fuimos a una plantación de café que estaba cerca de Tirta Empul. Estábamos curiosos ya que nos encontrábamos en la cuna del “Kopi Luwak”.
Qué es el kopi luwak? Kopi significa café en indonesio y luwak es un animalito al que le gusta comer el café… y luego de comerlo y digerirlo lo defeca, con el grano entero, habiendo aprovechado la pulpa del café y no la semilla. Estas heces de luwak son limpiadas, secadas, tostadas y molidas y se convierten en el kopi luwak, que es el café más caro del mundo. El kilo (a la fecha de este artículo) cuesta 700$.
Kopi Indonesia dalam bahasa Indonesia (café indonés en indonés)
Es un café polémico por varias razones: nadie entiende bien que pasa con el café dentro del luwaksito (los productores afirman que el café es de mejor calidad debido al proceso de digestión + la selección de los granos de café que hace el bichito antes de comerlos, digamos que solo come los mejores granos), existen sitios donde en vez de dejarlos libres y recoger sus garcos enjaulan a los luwaks e intentan hacer una producción industrial de mierda (¿?), la industria cafetera mundial afirma que el kopi luwak es una estafa y que en realidad sabe mal (será que existen intereses detrás?) y para terminar: no siempre se puede verificar la autenticidad de que el café que estás comprando a precio de oro haya sido en realidad comido por un luwaksito.
Bueno, de todas maneras, nosotros estábamos curiosos y fuimos a ver la plantación.
No entendíamos bien porque nos mostraron un montón de plantas de otras cosas que no tenían nada que ver con el café mientras entrábamos: cúrcuma, lemon grass, té, clavo de olor, coco, cacao, mango, etc… etc… además de mostrarnos el café arábiga y el café robusta (que son los tipos de café que se plantan en todo el mundo). Nos explicaron que ellos plantaban todo eso. Además, nos mostraron el proceso para hacer café balinés (el secado de los granos, la cocción y el molido de manera tradicional).
Finalmente, llegamos a ver a los luwaks!! (insertar corazón acá <3).
Los luwaks son unos animales parecidos a los mykures, solo que en vez de ser horribles y agresivos, son preciosos y tiernos y dormilones. El que vimos estaba libre, acostado por ahí… Nos explicaron que para los turistas como nosotros sacaban a uno de los árboles y lo dejaban ahí por un día o dos y luego lo devolvían a los árboles por que, en palabras la chica que nos explicaba: “Ellos andan libres, hacen lo que quieren y no les queremos estresar mucho”. Ojalá sea cierto…
Juro que Chili no le está haciendo nada. El chuncho estaba acostado ahí siesteando y lo único que hizo ella fue darle mimitos, a los que el luwak respondió con indiferencia placentera
Al final entendimos porque nos habían mostrado todas las plantas: terminamos probando 12 tipos distintos de cafés y tés, incluyendo un chocolate, todo lo que probamos era de producción local. Fue genial! Además, claro, probamos el kopi luwak, que es más suave que el café balinés, y la verdad, nos gustó mucho. Incluso a Chili a quien no le suele gustar el café.
Muchas veces nos preguntan: Qué es lo más raro que comiste en el viaje? Bueno, un café hecho con la bosta de un mykure asiático es un fuerte candidato 🙂
12 bebidas de producción casera
Como producían también tabaco, nos invitaron con un cigarrillo casero, el cual Joseto El Local decidio toser, digo fumar, hasta el final
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