Claudia, una amiga alemana que conocimos en el Camino de Santiago me escribió hace unos días diciéndome lo siguiente: “Acabo de renunciar a mi trabajo! Voy a vender mi auto y me voy de mochila a América por lo menos por 6 meses! (emoticones de distintas caras de felicidad y locura) Quiero visitarlos! Y… Me podrías dar un par de consejos para el viaje?”
Decidí responder a Claudia con este post.
El tema es amplio, no lo llamaría de profundo ni complicado, pero si se podrían decir muchas cosas.
Un viaje largo implica aprender a estar solo, manejo de dinero y tiempos, relaciones sociales (a veces en lenguaje de señas), adaptabilidad al cambio, llevar “tu casa” contigo como un caracol, ocuparte de los documentos y visas pertinentes, extrañar a tu gente, investigar destinos y costumbres y que ver y que evitar y bla bla bla. Y luego hay subtemas como la tecnología que te conviene llevar y la ropa más adecuada, si vas a ciudades o buscas la naturaleza, o también el motivo por el que viajas por ejemplo si “te estás buscando” o “estás huyendo” o “escribir-acá-otro-cliché-de-la-gente-que-viaja-largo-tiempo-y-poner-entre-comillas”.
Para los objetivos de este post, definamos “viaje largo” como uno que te lleve fuera de tu casa por al menos un mes, que no se trate de ningún tipo de paquete turístico y en el que no cuentes con responsabilidades laborales pertinentes.
Chili y yo mucho antes de Roguatata. Antes de poder escribir este post
Charlando con Chili nos dimos cuenta que para responder esta pregunta solo queremos decir dos cosas:
Ponete el sombrero del optimismo y viajá liviano.
Sí, en eso se resumen los casi 18 meses de experiencia de viaje ininterrumpido y otros viajes de mochila anteriores.
Me recuerda al caso de Michael Pollan, periodista y escritor, que se pasó varios años investigando la supuestamente complicada pregunta “Que debemos comer?”. Y la respondió con un brochazo de genialidad:
Come comida. No tanta. Principalmente plantas.
(Eat food. Not too much. Mostly plants.) –> En su idioma original
A quien le interese, esta frase se encuentra en el libro “El detective en el Supermercado” (nombre que no tiene NADA que ver con el título original “In defense of Food”). Tía María nos habló de este escritor como uno de sus favoritos, y para serles sinceros después de leer su pequeñísimo libro “Saber comer” con sus reglas o consejos para comer mejor… me quedé convencido de que el tipo es sencillamente un fuera-de-serie.
Yo se que es súper vanidoso de mi parte compararme con un genio como Michael Pollan, pero… Bue, no hay peros, el que esté libre del pecado de la vanidad que me cuente como lo hace. O mejor, que no me cuente porque masiado gusto da creer que sos la papa.
Una de las cosas más evidentes que pasan con un viaje largo es la revisión de tus prioridades. Este post no tiene nada que ver con lo que me hubiese imaginado escribir/leer hace un par de años
Ponete el sombrero del optimismo
Imaginate que vas a ir al Macchu Picchu de mochilera con un par de amigos. La idea es visitar Jujuy en Argentina, luego ir subiendo por Bolivia, hasta llegar a Cuzco y caminar la última semana hasta la meta. Y antes de salir y durante el viaje uno de tus amigos se convierte en un disco rayado con la siguiente cháchara interminable:
- No viste las noticias sobre los turistas robados? Creo que asesinaron a una francesa que se negó a darle su mochila a los tipos. Esa ciudad es jodida, mejor la evitamos
- Como vamos a dejar nuestras mochilas en el dormitorio con 8 desconocidos? Así nomás? O sea, le puse un candadito, pero y si alguien quiere robarme puede cortar un poco al costado y me lleva todas las cosas
- No sé que voy a hacer cuando vuelva, no tengo un peso y me estoy endeudando más para viajar. No debería haber venido
- Yo no hablo con ningún local, porque ven que sos turista y solo se quieren aprovechar de vos
- Ay, me duele… me pica… me molesta… mi cuerpo no me obedece… Ay carajo! No hubiese comido la tercera big mac ni agrandado el combo… aaaaahg!
- Este avión se va a caer. Me pareció ver que la gente de afuera en vez de estar chequeando que todo esté bien estaban chupando caña
- Que ciudad de mierda esta. Hace calor, no hay nada que ver y la gente es mala onda
- Paraguay es la basura más grande que hay, no hay nada peor, por suerte salimos de ese agujero
- Ojalá no nos encontremos con ningún paraguayo, nos va a pedir que le ayudemos y eso
- Con esta pinta de mendigos asquerosos no vamos a levantar nada
- No nos va a dar el cuero para caminar al Macchu Picchu, vamos nomás en micro
- Ndí, te imaginás volver a esa vida de robot? A esa no-vida en casa? Solo a trabajar y pagar cuentas. No quiero volver nunca
Que carajos?! Te imaginás andar con alguien así todo el día? Y si sos vos esa persona?
Muy larga la lista? Lo que pasa es que quiero que se entienda bien el punto y a veces un poco de redundancia ayuda. Redundancia ayuda. Ayuda. 😛
No me puedo imaginar viajar siendo pesimista o fatalista. O con alguien así.
Viajar largo tiempo es una sopa que tiene como ingredientes infaltables: salir de la zona de confort, explorar, decisiones con poca información, desafiar a tus sentidos con nuevas experiencias, escuchar a tu intuición y una pizca de aventura (poner más si lo desea). Para hacerle frente a esa combinación, lo mejor que podés tener es un sombrero que te haga pensar: Todo va a salir bien. Todo me sirve. Siempre hay algo bueno y/o lindo en todos los lugares que visito.
Como que un “sombrero”? Qué lo que decís?
A lo que me refiero es a que te imagines que te ponés un sombrero de colores buena onda que te ayude a pensar como lo que dice más arriba. A que te imagines que tenés ese sombrero mágico todo el tiempo y que del mismo baja una energía positiva que no la combatís, sino que la hacés tuya y te pone a sonreir y a buscarle el lado bueno a las cosas.
Ponete el sombrero del optimismo, el Pikachombrero!
Todo va a salir bien
Ya sea que estés hablando de un viaje en micro por rutas de montaña, un camping en el Amazonas o pensando en lo que va a pasar cuando vuelvas a casa dentro de unos meses. Nada mejor que arrancar con una sonrisa y el convencimiento de que, no solo no va a pasar nada malo, sino que todo va a ser genial. Genial! Todo!
Es un salto de fe. Así de sencillo. Y para los que no creen en esto, lo pueden ver desde un punto de vista pragmático: que te conviene más? Ir así, con ese tipo de energía y convencimiento o escondiendo tu cinismo/pesimismo bajo la conveniente sombrilla de “ser realista”? Qué te sirve más?
Sucede que al final del postre hay solo dos tipos de situaciones en el viaje, aquellas que están bajo nuestro control y aquellas que no. Supongamos que vas a tomar un vuelo, algunos ejemplos de cosas que están bajo tu control: como empacás, no llevar drogas ni explosivos en la mochila, donde llevás el pasaporte y la plata, chequear el horario del vuelo, si comés o no algo antes de subir, etc… Veamos algunas que están fuera de tu control: Que el avión se atrase pierdas la conexión, que se te siente un bebé llorón y vomitón al lado tuyo en un avión llenísimo, que el piloto haya salido de farra la noche anterior y esté con resaca, que la comida sea escasa y horrible…
Qué haces con cada situación? Con aquellas que están bajo tu control: Las visualizas, le metes garra, te organizás, hacés lo mejor que podés. Con aquellas que están fuera de tu control: Hacés que pasen por tu cabeza como una excelente música de Cristian Castro ( o sea como algo inexistente e irrelevante. No vale la pena que dediques más que medio segundo a pensar en ellas). Te entregás.
Al final, una vez que hiciste todo lo que pudiste con aquello que estaba a tu alcance… YA ESTÁ. Qué más podés hacer? Nada. Es por eso que sentís/crees que todo va a salir bien.
La cerveza siempre va a estar fría y va a ser deliciosa. La gente que conocés va a ser buena onda e interesante. Las sonrisas serán cálidas y sinceras. En la foto Simon y Carl amigos que conocimos durante el Camino de Santiago
Todo me sirve
Todo sirve, incluso cuando las cosas no salen como querías o tenés los inevitables problemas involucrados con un viaje (perder un avión, te roban la billetera, te sentís mal). Cada resultado inesperado o experiencia negativa se puede convertir en alguna de las siguientes opciones: un aprendizaje, una anécdota simpática o interesante para el futuro, un punto de referencia para agradecer lo afortunado que sos en general.
Tomemos el ejemplo de que perdiste un avión, por pelotudo, porque anotaste mal la fecha del viaje (esto nos pasó con nuestro vuelo a Cuba, este… yo no anoté bien la fecha en mi cabeza): Que aprendimos? A ponernos una alerta en el calendario y chequear y rechequear las fechas y horarios de los vuelos, suena obvio, no? Lo era, pero igual no lo hicimos con tanta intención hasta que perdimos ese vuelo.
Ahora, supongamos que te roban la billetera, con documentos, tarjetas y plata en París. Eso también nos pasó. Sí, a pesar de las advertencias de Chili de que no lleve la billetera en el bolsillo de atrás, como no le hice caso, bue… digamos que tenía ganas de probar si era verdad lo que decían de los subtes en La Ciudad Luz. Que tenemos, aparte del choto aprendizaje? Una anécdota espectacular en la que Chili me hace quedar como un terco con T mayúscula con lujo de detalles y unas cuantas exageraciones chistosas de por medio.
Por último, tomemos el caso de que estés enfermo o te sientas mal. Me pasó con el dengue en Playa del Carmen y en Cuba y a Chili le agarró una cosa rara un par de días en el Camino de Santiago. De aprendizaje… bueno, un par de cositas. Anécdotas? Sí, las hay e incluyen imitaciones de mis lamentos y delirios afiebrados. Pero recordar eso dispara una comparación obligada e instantánea con mi actualidad. Si tomamos de manera inteligente esa comparación, podemos usarla para apreciar cada día sano, sin dolores, sin el malparidísimo dengue. Les juro que estoy agradeciendo estar bien y escribiendo esto con una sonrisa.
Todo me sirve. Los 328.328.743.298 escalones que bajamos y subimos nos sirven. El dolor en las piernas, aunque no pega nos recontra sirve
Siempre hay algo bueno y/o lindo en todos los lugares que visito
Todos los sitios, todas las personas tienen algo positivo. Sí, todas incluyendo tu suegra y el boludo que te toca la bocina 0,002 segundos después de que se puso verde el semáforo. Todas, aunque no me creas.
Se trata hacer un ejercicio consiente y buscar lo bueno, concentrarte en lo que te gusta de lo que está pasando a tu alrededor. En el largo plazo, esto te va a ayudar a combatir el stress y quizás hasta el cáncer (??).
Vamos a suponer que estás en Nicaragua y reservaste (y pagaste) un hostal a un par de cuadras de la playa. Resulta que hace un calor de los 7.000 demonios y la pieza no tiene aire acondicionado… y además la ducha no tiene agua caliente. Puta madre, que chotés! Ah… pero mirá la vista que tiene la terraza! Y la birra en el barsito está estúpidamente gelada! Y que importa que no haya agua caliente, con el calor que hace jamás importó… Y vamos a ver si de noche hace tanto calor o ya es suficiente el ventilador… Se entiende?
No estoy haciendo una apología al conformismo. Poné la raya bien clara, de lo que es aceptable y lo que no es, descubrí que te gusta y que no te gusta. Accioná y reaccioná en consecuencia. Pero levantá la antena parabólica para estar atento a la suerte que tenés de estar ahí, a la amabilidad de las personas, a lo nuevo y desafiante…
Y recordá las sabias palabras de Gandalf durante su discurso cuando recibió el premio nobel de hechicería: “M’hijo, cuando estás de culo… todo te viene de punta”.
Que pasa si soy realista y no un soñador desconectado de la realidad como el que estás queriendo que sea? Que pasa si no soy así?
La vida a mi me ha demostrado que somos plastilina. Que podemos modelarnos, moldearnos enteramente. Que podemos elegir en que creer y que estas nuevas creencias a su vez nos dan percepciones distintas del mundo. Y que si tu percepción del mundo cambió, a todo efecto práctico: EL MUNDO CAMBIÓ.
Y como cambiamos una creencia? Identificándola y haciendo ejercicios. Por ejemplo… imaginándote que tenés un sombrero optimista, hasta que te olvidás de que necesitas un sombrero porque ya no lo necesitás.
Este video te puede ayudar: “Fake it till you make it”. Es la mejor charla de TED que he visto hasta ahora.
Que tiene de lindo este aeropuerto de Teherán donde tenemos que pasar como 4 horas sin nuestros pasaportes? Tiene a la hermosísima Chili tapándose el cabello y cuidando las cosas mientras voy al baño (a encontrarme con un tipo lavando sus medias en el lavamanos… que carajos???)
Viajá liviano
“Tengo que bajar de peso para viajar? Es eso lo que decís? Quien sos, el nazi de la mochila? Por que te vas a meter con mi dieta, quien te crees? Brad Pitt en Snatch? Túpido!” (palabra inventada por mi amigo Doni hace unos 20 años que signifíca estúpido, pero es más corta)
No, no me refiero al peso de tu cuerpo. Aunque ir con un buen estado físico sería buenísimo, me refiero a que lleves una mochila pequeña, no te cargues con demasiados planes y que tu cabeza/corazón no tengan como equipaje un saco de piedras.
La idea detrás de este consejo es una mezcla de sencillez logística con vivir en el presente, y ambas cosas te llevarán a disfrutar mucho más del viaje.
Para ir liviano hay que saber decir que NO. Hacé como Toro Loco, el sensei de Joseto en “nosidad”
Llevá una mochila pequeña
En este tema no estoy hablando en lenguaje figurado, no se trata de algún tipo de metáfora ni nada de eso. QUE TU MOCHILA SEA LITERALMENTE DE PEQUEÑAS DIMENSIONES. Eso, así de simple. Punto.
Sé que la palabra “pequeña” se da a la confusión, así que vamos a números puros y duros, una mochila mochilera mochilísiticamente espectacular debería “viajar arriba” en el avión. Las dimensiones exactas varían de aerolínea en aerolínea, pero vas bien con una de 56 x 35 x 23 cm, eso serían unos 45 litros. Para quienes no tienen la cabeza entrenada como modista y le fuerzan estos números:
56 cm de alto = como la altura de dos hojas de tamaño carta
35 cm de ancho = un poco más que una bendita regla de 30 cm (duh!)
23 cm de profundidad = un chiqui más que el ancho de una hoja de tamaño carta
Y pueden comprar una bolsa de basura de 100 litros y cortarla más o menos a la mitad para tener una aproximación a lo que vas a poder llevar adentro. Eso serían 45 litros 🙂
Que chota esta comparación, jajajaja… bue, se hace lo que se puede.
Porque tan chica? Porque en cuanto a lo que llevás contigo se aplica la extraña y genial frase “menos es más”. Con una mochila así vas a ganar flexibilidad, orden, menos chances de perder cosas, comodidad, velocidad y vas a ahorrar a la hora de comprar tickets de avión.
Por otro lado, vas descubrir que en realidad no necesitás tantas cosas, que muchísimos de los cientos de objetos que inundan nuestras vidas están ocupando espacio en nuestras casas y mentes absolutamente al pedo. Que fuimos programados para comprar y consumir y esa programación llevada al extremo es un camino que no termina en buen puerto. Ese descubrimiento es, como mínimo, LIBERADOR.
Primer plano de las mochilas. Consideramos que las que tenemos son un poquitito más grandes de lo ideal
Qué tanto podés llevar ahí adentro? Yo tengo una mochila de 55 litros (que se divide en 40 litros para ropa, etc y una pequeña de 15 litros para la compu, tecnología, etc), más grande que la que recomiendo, porque cuando empezamos el viaje creíamos que era “suficientemente chica y suficientemente espaciosa”. Nos quedó grande. Por eso, en vez de poner la lista de mis cosas prefiero poner la lista de esta página en la que el bloguero describe sus ítems usando una mochila de 45 litros para un viaje largo:
- Dos pantalones
- Un short
- Un short de baño
- 3 Remeras
- 3 Remeras sin mangas (musculosas)
- Una remera mangas largas
- Una remera con cuello
- Un par de zapatos (adiós a los tacos por un tiempito chicas!)
- 4 Calzoncillos
- Dos pares de medias
- Un cinto
- Un gorro de frío
- Una campera liviana rompeviento e impermeable
- Una toalla de secado rápido
- Un neceser con sus itemsitos (podés ir recargando frascos de shampoo)
- Teléfono y laptop con sus respectivos cables parafernalios
- Una campera pesada para frío en serio
Recordá que siempre tenés parte de la lista “puesta”, o sea lo que llevás es: lo que tenés puesto + lo que hay guardado en la mochila.
Personalmente, cambiaría un par de ítems en la lista: aumentaría por lo menos en 2 la cantidad de calzoncillos, me olvidaría de la camisa con cuello, bajaría una musculosa e intentaría incluir dos medias y un par de zapatillas (aunque vayan “colgadas” fuera de la mochila como un buhandero).
Un detalle: tener pocas opciones de ropa no significa que te tengas que ver como un indigente ni andar sucio y mal oliente. Nada que ver, vestite cómodo, con cosas que te gusten, que te queden bien. Ser mochilero no es un carnet para andar hecho puta por la vida. En general, verte bien lo único que va a hacer es hacerte sentir bien a vos y ayudarte socialmente.
Que pasa si vas a viajar a lugares fríos? Pasan tres cosas: 1) Siempre recordate que si NECESITAS algo (por ejemplo te cagas de frío y necesitas guantes y bufanda) lo podés terminar comprando in situ. 2) Te conviene vestirte “en capas” como una cebolla. En vez de tener ítems grandes, calientes y pesados, apunta a muchos y livianos. 3) En el caso de la ropa de frío conviene, mmmmmmm buscar calidad, aunque cueste un poco más.
Islandia. Hace frío. Mucho frío. Más aún en noviembre. Estuvimos bien salvo la ausencia de botas para la nieve. Si nos quedábamos más tiempo las hubiésemos comprado (usadas) antes de ir
No te cargues con demasiados planes
Parte de la liviandad gira en torno a la improvisación, a lo que fluya en el momento, a lo que tengas GANAS de hacer y no a lo que TENGAS que hacer.
Demasiados planes te pasan la factura. Muchas cosas que ver y que hacer, se convierten en un check list, hacen que tu viaje se convierta en una especie de trabajo. Tenés que ir a tal iglesia, tenés que comer en tal sitio, tenés que sacarte la foto, tenés que comprar regalos, tenés que, tenés que, tenés que.
ESTAS VIAJANDO, NO LABURANDO, NO TENÉS QUE HACER UN CARAJO.
Eliminá esas palabras (“tener que”) por un rato, por un viaje. Vas a ver como lo que sale, lo que hacés, sale del corazón y no de la cabeza. Tachando esas palabras te vas a abrir a la espontaneidad y al cambio, a lo que venga cuando venga.
Triple salto triploso con mis sobrinitos Liliana y Tiago en Heidelberg, Alemania. Los niños son excelentes maestros sobre como NO planear y vivir lo que venga
Que tu cabeza y corazón no tengan como equipaje un saco de piedras
Ya te habrá pasado que fuiste a una fiesta o quizás incluso de vacaciones o saliste a tomar algo y tu cabeza no puede desconectarse de un problema de trabajo/familia/salud/ere erea. Que sucede en esos casos? Sucede que aunque tu cuerpo se encuentre ahí en la farra, con música y gente que querés y te quiere, tu cabeza está maquinando posibles escenarios, buscando soluciones, pensando en “hubiera hecho tal cosa”, inventando conversaciones que quizás nunca pasen. Y sabés que hace tu cuerpo en ese momento? Habla. Fruncís el ceño, tu mirada se pierde, tu boca se pone seca y tensa, los labios se te achican y tu sonrisa se esconde. Obviamente, al final pasa lo que no querías que pase y te preguntan: Qué te pasa, boludo?
Otra opción es que estés en la farra, pero en realidad estés pendiente de las fotos que están subiendo otras personas a las redes sociales o a lo que están diciendo los muchachos en los chats o a que vas a hacer más tarde. Y solo cuando te hinchan para sacar una foto del grupo, soltás el celular, sonreís como si estuvieses pasando el tiempo de tu vida y luego volvés a viajar digitalmente. Esa va a ser la foto de Instagram, la pasaste bomba según la foto.
En el primer caso no estás presente porque, aunque no te das cuenta, te metiste en una cajita y te encerraste con la llave adentro. En el segundo caso te convertiste en un zombi del siglo XXI tan ausente como la foto de Cerro campeón de la Libertadores.
Viajar, y de hecho cada día aunque estés en tu casa, se trata de vivir en el presente. De ser consiente de donde estás, lo que estás haciendo, lo que está pasando, lo que eso significa para vos, lo que te produce, lo que no te produce. Sentir. Suena a mucho? Si te suena a mucha cosa, señal de alerta mi amigo o amiga.
Viajar en las condiciones anteriores (o sea sin estar presente) es una masturbación cara. Y encima hecha medio a la bartola, así sin ganas, como quien no quiere la cosa. No te va a quedar mucho más que las fotos que te sacaste cuando tenías que sacarte. Fotos vacías. Sonrisas ensayadas.
Este… estás siendo un poco cruel Joseto. Sí, quizás. No sé. Es lo que creo.
Vos me estás diciendo que vos sabés, guau, como hacer eso de arriba? Vivir en el presente, así como intensamente el momento? Como, supuestamente, se hace eso? Me vas a decir que te podés “olvidar” de los problemas económicos o de salud? Que se van a resolver solos, túpido? Túpido!
No. No soy un gurú con todas las respuestas. Es más no creo que existan, ni el Dalai Lama, ni el Papa, ni Calé tienen todas las respuestas. Solo puedo comentar acerca de mi experiencia y lo que yo siento y creo. Lo que sé es que hay un par de cosas que a mi y mucha gente le funciona en estos casos, así que “vamona a calmarno” y vamos por partes.
Hacé como Chili y disfrutá de un chocolate caliente. Desde que te lo imaginás al ver la tiendita, mientras lo charlas, te calentás las manos y tomás, hasta un rato después cuando te recordás lo riquisisisísimo que estuvo
Para conectarte, desconectate
El smartphone es el invento más genial del planeta desde la creación del dulce de leche. Es útil, cómodo, divertido y muchas veces hasta estético. También puede ser una droga. Encima una droga legal, aceptada por la sociedad, es más… impuesta por la sociedad.
Para viajar, desconectate.
Salí de los grupos de chat, desinstalá las aplicaciones de redes, avisale a la gente que te quiere que te vas de viaje y ya vas a volver, cuando vuelvas. Quienes te quieran van a entender y… aunque no entiendan, no importa. Hacelo, es por vos, no por ellos.
Decime, de que te sirve leer acerca de un asado o cumpleaños cuando estás a 6.000 km de distancia? De que te sirve ver la foto del nuevo auto de tu vecino? De que te sirve leer sobre los baches de Eusebio Ayala cuando estás caminando en una jungla rumbo a un templo erigido a un Dios olvidado?
Que bien me hace? Por favor hacete la pregunta. En serio. De que me sirve esto? Que saco a mi favor con esto ahora que estoy de viaje?
Yo sé que a veces da gusto ver a tu gente querida, sus fotos, escuchar lo que hacen y tal… Hacelo, velos, enterate… pero de vez en cuando, como una excepción. Acepta la situación de que no estás ahí y no vas a estar con ellos en carne y hueso durante un tiempo. No pasa nada. Es solo que NO ESTÁS AHÍ. Disfrutá de no estar ahí, disfrutá de a distancia, hacé material y digital la distancia. 🙂
Eso significa no hablar con nadie? No, por favor, cuando quieras charlar con alguien, charlá, pero te recomiendo que uses la herramienta adecuada: conversá por teléfono o mejor con una video llamada. Es infinitamente mejor que un chat sin tonos ni miradas.
Alejarte física y digitalmente va a tener el efecto de acercarte a vos mismo y a la experiencia que está delante/alrededor tuyo.
Uno de los mensajes de despedida, hace año y medio
Como salir de la caja cuando hay temas que te preocupan
Sí pudiese responder esto con una receta infalible me estarían entrevistando para la BBC en vez de estar escribiendo un post que no sé si alguien lee.
De todas maneras hay un par de opciones que están al alcance de todos. El más sencillo y mi favorito es practicar algún tipo de meditación. Sí. Leíste bien. Meditar es una herramienta que te puede ayudar con lo anterior y también con lo de “ponete el sombrero del optimismo”. Se trata de un pausa, un momento para estar contigo, para mirar para adentro en un tiempo en el que estamos sobrecargados de estimulación externa.
Hay muchos tipos de meditación, lo que te recomiendo si no tenés idea de como cuernos arrancar es empezar a practicarla a lo bruto, a lo Tarzán, sin pensar si lo estás haciendo bien o mal. El ejemplo más sencillo que te puedo dar es el siguiente:
- Encontrá un lugar tranquilo, sin distracciones, ruidos o alguien que te venga a hinchar las bolas durante unos cuantos minutos
- Sentate en una silla cómoda sin zapatos, si querés sacate las medias
- Poné una música súper relajante, mejor si vas por una sin voces
- Apoyá las plantas de los pies en el suelo
- Mantené la mirada en un punto más allá de lo que realmente estás viendo, como en el horizonte. Mucho mejor sería que cierres los ojos y los mantengas cerrados
- Concentrate en tu respiración, si querés podés pensar “Inspiro”, “Espiro” cada vez que lo hacés. O más corto “In” y “Out”
- Quedate relativamente quieto. Si te pica algo no le des bola o rascate un poco y volvé a tu posición inicial
- Si vienen pensamientos a tu cabeza no los pelees. Dejá que vengan y gentilmente dejalos ir. Acordate de concentrarte en inspirar y espirar
- Metele unos cuantos minutos de esto. Uno? Tres? Diez? Los que quieras
- Voila! Ganaste! Ya está!
Otras opciones son: poner música instrumental, mantras, utilizar meditaciones guiadas o incluso hacer yoga (tipo kundalini en mi preferencia). Existen aplicaciones que tienen las meditaciones guiadas, desde niveles súper básicos y en español, recomiendo Insight Timer que es 100% gratuita y posee cientos de opciones distintas para meditar. Personalmente, a mi me cuesta mucho meditar en totalmente en silencio y siempre estoy poniendo alguna de las opciones de más arriba y recomiendo hacer lo mismo al inicio.
QUE TIENE QUE VER MEDITAR CON QUE ESTOY CON PROBLEMAS DE LABURO/SALUD/PAREJA? ANDA A CAGAR JOSETO ÑEMBO GURÚ!
Entiendo la pregunta y la desconfianza. Quien me conozca de chico sabe que soy una persona súmamente cerebral y que fui entrenado a usar mi cabeza como la más importante de las herramientas desde chico hasta bien pasada la facultad. Siempre fui extremadamente escéptico con este tipo de prácticas, y estoy siendo suave al decir solo escéptico. Debería decirlo bien claramente: no solo no creía ni entendía nada de esto, me burlaba abiertamente de todo lo que implique sentarte y cerrar los ojos como un monje.
Si querés entender exáctamente como funciona esto… Estás en el lugar equivocado.
No te voy a explicar, porque yo mismo no lo sé bien bien. Y aunque lo supiese, creo que no te explicaría. Y voy a usar el recursoí de responder a la pregunta con otra pregunta: tenés puta idea de como funciona la mágica pantalla de tu celular? De donde salen esas letras y emoticones? Sabés, en serio (a nivel físico y matemático), como se genera la energía electro magnética en Itaipú que estás usando todos los días? Podrías describirme en detalle como te ayuda la penicilina o quizás un antibiótico como el Lorabid? Dejarías de utilizar alguna de estas maravillas por no entender exactamente como consiguen sus resultados? No hace falta entender todo perfectamente para poder usarlo en tu beneficio. Podés arrancar hoy, ahora… y luego cuando tengas más práctica, investigá más a fondo.
Por otro lado, sé que cuando me paso mucho tiempo sin meditar, mágicamente me encuentro en un lugar más oscuro y más difícil. Más confuso. Y que cuando medito con frecuencia las preguntas que me hago y que hago son más interesantes. A su vez, las respuestas son más claras, más sencillas y me consumen menos tiempo.
Pero no tengo tiempo para sentarme sin hacer nada, estoy muy ocupado todo el día! Vos porque vivís en tu nube de pedo nomás podés hacer eso!! Disculpá que sea medio jodeputa, pero si no tenés 5 a 10 minutos para estar contigo en todo el día, es porque necesitás por lo menos una hora. El tiempo existe, es una cuestión de prioridades.
Respira. Y que los pensamientos sean como burbujas que pasan flotando y van estallando
No te cargues con los problemas del mundo
Una de las palabras que más me gusta es la Empatía. Amo esa palabra. A tal punto me gusta y me dejo llevar por ella que a veces me hace daño a mi mismo. Me pongo triste al sentir tu tristeza, me enojo al sentir tu rabia, me duele tu dolor.
Creo que la empatía es el primer paso para cualquier relación humana sana pues implica el reconocer a una persona en su existencia.
Por otro lado… NO SOS SÚPER MAN NI TAMPOCO LA MUJER MARAVILLA. Cuando nos cuentan un problema, muchas veces nuestra primera intención es ayudar o aconsejar o poner el hombro. Y eso está muy pero muy bien. Pero a veces, los problemas que nos cuentan están fuera de nuestro radio de acción como para ayudar o no tenemos la información y conocimientos suficientes como para aconsejar sabiamente o no estamos físicamente y mentalmente para poner el hombro. Lo siento, pero esto sucede con más frecuencia cuando viajas.
No pega. En serio. Se siente como una suerte de impotencia rara.
Por otro lado, aprendés a poner el oido, a escuchar pero conscientemente a no involucrarte en aquello que está más allá de vos porque sabés que si lo dejás entrar, vas a meter un gremlin al cuarto y va a armar un quilombo.
Por eso, aunque suene egoísta, te recomiendo que distingas claramente aquellos temas en los que podes accionar de aquellos en los que no podés. Lejos de casa, te vas a dar cuenta que la mayoría de cosas en las que sí podes influir están muy cerca tuyo y muy lejos de Paraguay. Los otros temas, dejalos ir, se van a resolver para bien o para mal, sin tu presencia.
Y cuando es un tema que te afecta directamente? Por ejemplo te enfermás o te quedaste sin plata?
La diferencia es que eso no es equipaje de otro. Esa es una situación que está delante tuyo. Reaccioná acorde. Se entiende?
Llevá TU mochila, no la de otros. Imaginate esta misma foto, pero con 200 mochilas ajenas incendiándose al rededor de Chili. Por qué incendiándose? Porque TODAS las mochilas ajenas son supuestamente “urgentes”
mario bogado says
super post!!!!!! me encanto!!!!!! abrazos de oso a ustedes mis primos!!!!
Francisco says
Excelente post joseto creeme que me ayudo mucho y es verdad es cosa de actitud y tal como dices ponete el sombrero del optimismo un abrazo!!