Un atardecer inesperado
Atardece todos los días y encima a la misma hora! A pesar de eso, ese atardecer nos agarró por sorpresa.
Queríamos ir a ver “The Book of Mormon” un show escrito por los creadores de Southpark en Broadway y habíamos averiguado que podíamos comprar tickets más baratos en una de las tiendas TKTS… que quedaba a cuadras del puente de Brooklyn. Fuimos Chili, Nancy y yo.
Luego de ir a la tienda y desistir en nuestros deseos de ver la obra (no quedaban las entradas que nos interesaban), caminamos, frustrados, como quien no quiere la cosa y arrastra los pies, hacia el puente.
Vista desde el Pier 15 (creo), lo que se ve en frente es Brooklyn y el puente de la izquierda, obviamente, el puente de Brooklyn
A medida que nos acercábamos y se nos iba tapando la vista con la supercalifragilisticoespialidosidad del puente como que nos fuimos “despertando” de vuelta. Que nos calentaban las conchudas entradas de Broadway!!!? Teníamos el puente de Brooklyn delante nuestro!!! Para nosotros!!! Para caminarlo y saborearlo!!!
Chili, seguro divagandose sobre la insoportable levedad del ser. En el fondo, Manhattan
Casi sin darnos cuenta… estábamos ahí… y eso era todo lo que importaba! No sé si se me entiende. Quizás la manera más sencilla de decirlo es esta: Fue uno de esos ratos de simplemente disfrutar de estar vivo. Pasan y mucho más a menudo mientras más atención le ponemos a lo que estamos haciendo. Puede pasarte tomando un tereré solo, conversando con alguien o mirando/escuchando a alguien que querés mucho. Pueden pasar en cualquier lugar y momento y… masiado gusto da cuando pasa ajajaja (aplazado en castellano)! Ahí tuvimos uno de esos! 🙂
Lo que no nos esperábamos, porque una vez más no habíamos planeamos un cuerno, fue que nos agarre el atardecer en el puente.
Y… para que voy a hablarlo?
Sí al amor sin ataduras (?) 😛
…
Haciendo como Gokú me enseño. Kame… Kame…
El puente de Manhattan teñido de una suerte de naranjrosojo
Allá esta la luna comiendo la tuna, le pedí un pedacito y no me quiso dar…
🙂
Sorpresas en Chinatown
Como a las 9 llegamos al punto de encuentro para iniciar un tour de comidas en Chinatown, claro, un tour con precio “a la gorra”.
Solo llegar hasta ahí ya fue un placer para nuestra curiosidad, ya que Nueva York decide olvidarse de los carteles en inglés y reemplazarlos por carteles en chino! Al mismo tiempo, los vendedores se montan a las veredas y claro… venden patos enteros listos para comer colgando de ganchitos, frutas raras, 500 tipos de bichos de mar, todos los relojes y perfumes falsificados que puedas imaginarte y una colección de chucherías como solo los chinos pueden inventar. Suena un poco a Ciudad del Este, verdad?
Camino al tour, no habíamos desayunado nada para meterle de todo con todo a todo lo que nos pongan delante
No tengo idea de como es una calle en China (ojalá en breve lo averigüe) pero por lo menos el minicaos que uno puede presenciar en esa parte de NY espero que sirva de entrenamiento…
La guía, puntual y súper simpática, nos llevó a probar primero bubble tea (té de burbujas en español) que se trata de una bebida MUY POPULAR en muchos países de Asia y con penetración moderada en occidente. Es té (obvio!) con sabores de frutas o de caramelo u otros sabores no escuchados en Paraguay como el de “taro”, que es el que probamos. Este té te lo sirven en un vaso grandote con una pajita gigante, ya que también viene con alguna cosa más metida dentro de la bebida: gelatinas de distintos sabores y formas, algunos tipos de porotos o “perlas de tapioca” (básicamente unas bolitas hechas con almidón de mandioca no tengo idea de como). La pajota (¿?) es suficientemente ancha como para poder tomar el té con las gelatinas que están adentro, por lo tanto vas bebiendo y masticando al mismo tiempo. Por último estos tés se compran fríos (¡!!) o calientes.
Bubble tea, en este caso el líquido lila es té de taro (?) y las “burbujas” son bolitas de gelatina (creo). Delicioso
Sorpresa número 1: RIQUÍSIMA ESTABA LA COSA RARA ESA! La bebida era dulce, las bolitas de sabor suave haciendo la mezcla no empalagosa, además mascatomarlo era divertido!
Luego conocimos unas especies de panes chinos huecos con cosas raras espolvoreadas por encima. El que nos recomendaron tenía esparcido una especie de “polvo de chancho”, que parecía más bien un queso rayado marroncito… La verdad no tenía mucha facha. De sabor: parecía como si estuvieses comiendo la costra de un pancito chip, pero con chicharõ rayado arriba.
Sorpresa 2: Existen cosas que no me gustan del cerdo!! (¿?)
Panadería china, el de limón pasó la prueba, el de la derecha (de cerdo) se aplazó. Tiene como un polvo marrón que no puedo decir de que parte del cerdo es, o sea, polvo de cerdo, que carajos?
En tercer lugar, fuimos a comer “dumplings” que son las empanaditas chinas que se consiguen en cualquier restaurant chino del planeta a una tienda que SOLAMENTE vendía eso, todo el día, todos los días. Se llamaba “Tasty Dumplings” o sea “Sabrosas empanaditas chinas”… y sí, así son con los nombres, comprobado, los restaurantes se llaman “Arroz y fideo estilo Hong Kong con pollo o cerdo” o “Rica y barata sopa con fideos picante”, te ponen su plato principal en el cartel y listo. En este lugar no hubo sorpresa ya que 1) conocíamos las empanaditas y 2) con el nombre ya pillamos todo porque somos re perspicaces!
Como plato fuerte le bajamos una hamburguesa picante de cordero. Hamburguesa de cordero? Sí, hamburguesa de cordero! Wtf. Decidimos pedirla cuando vimos una foto de Anthony Burdain comiéndola en la silla donde nos sentaríamos (fuimos víctimas de la publicidad). No sé si hicieron photoshop de Anthony, ni me importa, la hamburguesa estaba buenísima y queda pendiente averiguar la receta y probar de hacerla en Paraguay.
A pesar de que parecía más un guiso que una hamburguesa… era una hamburguesa y punto. Además estaba buena y picante. Aunque la verdad… no tiene mucha pinta en la foto
Sorpresa 3: existen hamburguesas de cordero!
Por último, ya que los chinos son los inventores de helado, la guía nos llevó a la autodenominada “Fábrica de helados de Chinatown Original”, donde viendo que había helado de “taro” y como nos había gustado mucho su té, decidimos probarlo.
Quiero volver a NY solo para tomar ese helado de vuelta!
Sorpresa 4: Nos encantó el helado de algo que no teníamos idea de que era con color lila pastel! El taro resultó ser un tubérculo muy apreciado en países africanos y China, en pinta se le parece un poco a la batata, existe en Latinoamérica donde tiene un sinfín de nombres según wikipedia: cará, yautía coco, malanga, bituca o pituca, onkucha, quequisque, ñame, ocumo chino, otoe y papa balusa. Será que hay en Paraguay y no lo sabíamos?
Así, nos pasamos de sorpresa en sorpresa, comiendo y entrenando el estómago y la lengua para poder llegar a Asia y devorar todo lo que se nos ponga en frente. 🙂
Estas son fotos del puente… pero no quiero mezclarlas con las del atardecer, por dos razones: 1) En estas fotos hay un boludo saltando; y 2) Ya anocheció, por lo tanto no son más del atardecer. Claramente podemos ver como la chica de atrás quiere deshacerse de su insulso acompañante y acercarse a ese protohombre que salta tan alto y con tanta gracia
Nuestra última foto en NY, el micro salía frente al Javits Convention Center, a donde entramos a esperar que deje de llover
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