Decidimos “acelerar” nuestros últimos días en Guatemala, veníamos viajando a ritmo de Salsa… y pusimos quinta y avanzamos al ritmo de una fuerte Batucada para llegar a Playa del Carmen (México). Sucede que mi mamá (Clara Rosa) y mi tía Mercedes (nadie le dice así, es Meche) estarían en la Riviera Maya, y claro, queríamos coincidir con ellas un par de días.
A pesar de ir más rápido, intentamos sacarle el jugo a estas últimas bellezas de Guatemala: El lago Atitlán y sus pueblos circundantes, las piscinas naturales de Semuc Champey y para terminar las milenarias ruinas de una enorme ciudad maya: Tik’al.
Café donde desayunamos algo en Tik’al. La nomenclatura de Tikal a Tik’al cambió hace pocos años (ortografía maya moderna dice google)
Lago Atitlán: San Juan la Laguna, San Pedro la Laguna y Panajachel
En las 3 noches que pasamos ahí claramente pudimos ver porque este es uno de los lugares más visitados de Guatemala.
El lago es enorme, se encuentra a unos 1.500 mts sobre el nivel del mar, rodeado de montes y volcanes, imagínense el paisaje… o mejor vean una foto más abajo. Al mismo lo rodean 13 pueblos, todos con características distintas, algunos incluso con idiomas diferentes. Así, te encontrás con un pueblo con una onda medio hippie (mucha gente descalza, yoga por todos lados, muchos sitios vegetarianos), otro que es con farra fuerte y muchos bares para extranjeros, otro que en el que solo viven indígenas, otro que es como una ciudad de fin de semana con mucho movimiento comercial y de fiesta chapín y así…
Al mismo tiempo, se pueden ver y visitar preciosos sitios naturales en los montes o plantaciones de maíz, cacao o café. Además, claro, del propio lago que es una belleza en sí mismo y que tiene varios sitios excelente para bañarse.
Vista del lago desde el muelle de San Juan la Laguna, lo que se ve ahí en el medio… es un árbol, hace unos años llovió demasiado, tanto que el lago avanzo varios metros para no volver atrás. Desde donde estábamos se podía ver un antiguo muelle y casas bajo el agua
EL medio de transporte en el lago: obviamente botebuses o lanchasmicro. Claro, no van a ser globos aerostáticos. Se mueven como si estuvieses en el mar con una tormenta que está llegando, tan fuerte es el viento
Lo que pudimos ver en nuestros 3 días:
San Pedro: un fiasco, buscamos farra y no la encontramos. Quizás porque se trataba de un domingo de noche (o por causa de la copiosa lluvia) . Mucha gente lo indica como “El mejor pueblo!”. A nosotros nos pareció super né.
Lo mejor de San Pedro: el viaje en tuk tuk que hicimos hasta San Juan! Los tuk tuks se encuentran, omnipresentes, en muchos pueblos y ciudades de Guatemala. SON GENIALES! y baratos 🙂
Esta foto nos sacó el tuktuksero, de fondo el Atitlán en un pedazo de su esplendor, de frente Chili y Joseto en actitud natural (sin posar), a los costados la alfombra en miles de tonos verdes que rodea al lago
San Juan: precioso. En particular lo que más nos gustó fue conversar con chicos que estaban volando pandorgas frente a la iglesia. Terminamos armando una y volandola con ellos… Este… Hay que explicar mejor esto: el vuelo de pandorga tiene otro nivel en estos pueblos, existen peleas para robarse los volantines en el aire y competencias organizadas por la comunidad. Vimos dos “peleas aéreas” que terminaron en la conquista de la pandorga perdedora. Ah… y si se imaginan una pandorga volando alto… tipo a 30 metros de altura… agréguenle unos 120 metros a sus cálculos.
Joseto, gran volador de pandorga
Mi sensei, el gran Walfer uno de los campeones pandorgueros de San Juan. Previamente con un pescador buena onda llamado César habíamos hecho nuestra propia pandorga. La reventé a los 20 segundos de su primer vuelo. Walfer le hizo una especie de cirugía profunda para recuperarla
Finalmente la bendita pandorga tiñó con los colores del club Guaraní el azul del cielo atitlanéstico
Panajachel: toda la onda la encontramos ahí. Nos quedamos en un hostal-pastelería (¡!!!), sí, como suena. Era un hostal en donde se vendían pasteles de cumpleaños, casamientos, ere ere’a (con facha parecida a los que solían usar en el Chavo del Ocho).
Había una suerte de feria en honor a San Francisco que se estaba armando (iniciaba recién un par de días después) con juegos, comidas típicas, sorteos, ere ere’a… y la gente ya estaba llegando al pueblo. Claro que nos quedamos encantados viendo esto (y comiendo!).
También ahí conocimos el café Cross Roads famoso por ser de un exmochilero Mike que se quedó a vivir ahí y a quien podemos dar la medalla como “persona más extrovertida y buena onda que conocimos en el 2016”. Ir a tomar un café, comer una carrot cake y pasarse un rato charlando con Mike ya cuenta como un tour en sí solo.
Elegante cartel frente al porche de nuestro hostal 5 estrellas. Para ser sincero, estaba bastante bueno el boliche. Y los pasteles también
Asadito en la calle de Panajachel. Todo lo que ven fue cocido a la parrilla (también las cebollitas de hoja, que son SABROSÍSIMAS). A la carne le ponen una salsa que es básicamente: aceite, ajo, perejil y alguna otra especia… así la tiran a la parrilla. Lo devoramos
Selfie con Carlos (un chapín con quien charlamos en el café) y Mike el dueño/barista/mozo/cajero/contador de historias del local
Semuc Champey
Tardamos unas 14 horas en llegar a Lanquín desde Panajachel. Lanquín es un pueblo tan solo conocido por 2 cosas para los turistas: Semuc Champey… y nada más en realidad. Una cosa.
El viaje en sí fue una especie de purgatorio. Las primeras 2 horas fueron para llegar a Antigua, sin problemas, luego las siguientes 12 horas las compartimos con un pelirrojo que creemos que hizo una especie de votos… Existen personas que hacen votos de silencio, votos de pobreza, votos de castidad… Este pelirrojo creemos que hizo votos de catingosidad. POR DIOS. No se como explicarlo. El solo hecho de recordarlo me trae efectos post traumáticos a las fosas nasales. Bue… dejemoslo ahí por mi propio bien y el de uds.
Esta foto la sacamos para aquellos que les gusta o practican la agricultura. Miren el tamaño del maiz, por favor!
Que es Semuc Champey? En mis palabras: Es un sitio maravilloso, en el que el río Cahabón formó piscinas naturales, con agua corriente, las mismas son como una especie de escalera gigante donde cada escalón es un espejo de agua cristalina. Las piscinas son PERFECTAS, el agua es agradable y fresca, uno puede relajarse mientras pecescitos te mastican los dedos, podés subirte a los muros naturales para saltar/clavar/tirartebomba a la piscina de más abajo… es un paraíso.
Además, cuando te aburrís de tirarte al sol como un lagarto podés escalar los cerros vecinos para tener una panorámica del lugar o visitar cuevas llenas de murciélagos y lagos/ríos subterráneos.
Eso es Semuc Champey.
Esto es Semuc Champey. No se ven a las personas que están nadando felices de la vida ahí, tan alto uno sube… y tan grandes son las piscinas 🙂
Si querés hacer lo anterior, lo podés hacer TODO en un solo día. Por otro lado, cerca del pueblo se encuentra el río Cahabón, en el cual se practica rafting, que podrías hacer otro día. Intentamos hacerlo, pero lastimosamente como estábamos en temporada baja no había suficientes “navegantes” para poder hacer este tour 🙁
Por último… si te animás, hay un puente que está… mmmm… a unos 12 metros de altura sobre el río. Y claro podés saltar con los niños del lugar 🙂
Saltando feliz de la vida desde el puente… Geronimooooooooooo!
Parece que a los pecesitos les encantan los dedos lindos, perfumados y bien cuidaditos. A los peces grandes no les interesamos (por suerte!)
Tik’al
Las ruinas de Tik’al se encuentran a unos 60 km de Flores, una ciudad muy linda al Este de Guatemala. Si no pillaste todavía en el viaje, lo vas a hacer a medida que estás en la ciudad: No hay montañas. El paisaje de esta parte del país es más similar al paraguayo: planicies, pasturas, agricultura, montes. Lo que tiene de distinto es su jungla. Porque esa es la palabra adecuada: jungla húmeda y espesa.
En esa jungla de la pesada se han encontrado decenas de asentamientos y ciudades mayas. La más importante en tamaño y población descubierta hasta la fecha en Guatemala: Tik’al.
El Templo de la Luna, foto sacada desde su templo hermano, el Templo del Jaguar. La diferencia con otras ruinas, es que en Tik’al te paseas EN las ruinas, o sea, entrás a las habitaciones, te subís a las pirámides, tocás casi todo. Yo, como buen paraguayo pocoví, que si no toco “no veo”, amé Tik’al
Tik’al era una Ciudad Estado que estiman que habrá tenido más de 50.000 habitantes (algunos dicen 90.000)… Y gobernado sobre más de 400.000 mayas (!!!!!!!).
En la misma se encuentra el Templo de la Serpiente Bicéfala de 70 metros de altura (la estructura precolombina más alta conservada), templos en muy buen estado como el del Jaguar y el de La Luna. Palacios, tumbas, canchas de tlatchli (el deporte con connotaciones rituales que practicaban), casas, reservorios de agua, caminos, plazas… hay de todo. O sea, era una ciudad, te podés divertir caminando en más de 16 km cuadrados y 3000 estructuras en ruinas, muchas de las cuales todavía no han sido desenterradas de la jungla.
Al mismo tiempo los koatíes, monos (tanto aulladores como arañas), pájaros de todos los colores se pasean mirándote con cara de “que hacés en el patio de mi casa, invasor!”. Con Chili creemos que vimos más animales silvestres sueltos y felices de la vida en Tik’al que en todo Costa Rica con su bendito turismo ecológico.
Las ruinas, en medio de la selva, son frecuentemente invadidas por animales
Nosotros fuimos a ver el amanecer en Tik’al. Fue más o menos así:
Nos despertamos a las 3 AM para salir de un punto designado a las 4 AM.
A las 4:50 AM estábamos en el inicio de las ruinas, donde los guías nos advirtieron como 10 veces que ellos no eran Dios ni dueños del tiempo y que no nos quejemos si estaba nublado
A las 520 AM, luego de caminar media hora en la oscuridad y el silencio de la jungla (la caminata se realiza sorteando raíces, hormigueros, escalones de piedra invisibles y charcos) estábamos a los pies del Templo de la Serpiente Bicéfala, el más alto.
A las 525 AM, estábamos en la cima de la pirámide. En silencio. La jungla se encontraba sumida en una suerte de nubes bajas, escuchábamos monos, aves y el viento entre las hojas. De la humanidad no había ningún rastro más que las oscuras siluetas de los templos más altos que parecían tomar aire sobre el mar vegetal.
Sin palabras, la docena de turistas que estábamos ahí, DISFRUTAMOS del amanecer. Las únicas interrupciones (o quizás eran parte del set que nos tenía preparado Tik’al): una familia de monos aulladores que andaba de paseo, de rama en rama, en las copas de los árboles. Claro, DEBAJO nuestro.
Despertar de Tik’al, la bruma-niebla y la copa de los árboles ocultan al coro de pájaros y monos. El sol aún no ha salido en el horizonte
Finalmente amanece donde alguna vez vivieron miles de familias. Nosotros, probablemente cometiendo algún sacrilegio, presenciamos esto desde su templo más elevado
Cuando bajamos los guías nos dijeron que tuvimos mucha suerte, que la mayoría de los días no se puede ver el amanecer debido a la niebla de la jungla. Nos dijeron que un tour de cada 15 por ahí tiene esta suerte. Al leer sobre esto en otros blogs nos encontramos con que sí, que era verdad esto… pero al mismo tiempo los demás blogueros y turistas dicen que aunque no se vea el sol, la “ceremonia” del despertar de la jungla es fantástica y vale la pena el esfuerzo por llegar temprano. 🙂
Al terminar esto empezó el tour guiado (de unas 3 horas) por los sitios más importantes de la ciudad.
Excelente la experiencia y el tour y los guías. En particular, a Lloyd, nuestro guía, hay que darle un premio: respondió con buena onda las decenas de preguntas que le hice e incluso para aquellas que no tenía respuesta podía inventar alguna salida simpática. Mis compañeros de facultad saben de lo que estoy hablando (yo soy ese que hace muchas preguntas en la clase). En resumen, el tour no es caro (en costo/beneficio). Si tienen la oportunidad, por favor háganlo.
Los escalones originales son MUY pequeños, serían chicos hasta para una geisha japonesa, terminan siendo peligrosos. Además, para no gastarlos más, ya que tienen unos cuantos miles de años, pues, uno sube y baja por escaleras nuevitas como esta
Un par más de fotos random sobres estas localidades:
El lago. La albirroja. Las canas. El “mbarete” en la espalda 🙂
Comedor “Shalom” en Lanquín, comida típica guatemalteca. Pidan el elote CON TODO por favor
Coatíes trabajando en Tik’al, muy preocupados por nuestra presencia
Iniciando nuestro viaje a Lanquín, a pesar de no saber que un pelirrojo se subiría al shuttle dos horas más tarde nuestros instintos se apoderaron de nuestros rostros
[…] Rosa en la isla de Cozumel, apretamos el acelerador en Guatemala para poder estar con ella y mi Tia Meche […]