Luego de Tortuguero, teníamos miedo de haber metido la pata porque habíamos comprado ya un tour en un pueblo llamado La Fortuna y el viaje a otro llamado Monteverde con la misma gente que nos había vendido el tour a Tortuguero.
Pero ni siquiera tuvimos tiempo para pensarlo mucho. Estábamos a las apuradas (Batucada!)
Corriendo al mercado para desayunar fuerte y luego correr a la terminal. Así se ve San José a las 7 AM
Apenas dormimos en San José, pues llegamos pasadas las 18 hs al hostal, perdimos como 3 horas buscando mi celular que lo dejé en la camioneta de la empresa que nos llevó a Tortuguero. Acá es cuando Uber demostró su valía cobrándonos menos de la mitad de lo que nos cobraría un taxi común y con mucho mejor servicio y música, además, Karen, la conductora nos dio un código y como fue nuestro primer viaje con la app, Uber nos regaló el viaje wuhu!.
La Fortuna: Conociendo el bosque nuboso del Cerro Chato
Despertamos bien temprano, porque el ómnibus salía a las 8:10 y claro que habíamos decidido ir caminando a la terminal para ahorrar un par de dólares. Después de desayunar huevos, arroz, frijoles, salchicha, todo con salsa picante y para bajarlo todo un café con leche bien caliente en el mercado de San José, llegamos sin inconvenientes, como habíamos planeado.
No sabíamos que nos esperaba el peor viaje en ómnibus hasta el momento.
El viaje de San José a La Fortuna fue una tortura debido a dos factores: el calor insoportable y el tránsito mega pesado. El ómnibus paraba literalmente cada 20 segundos. En serio digo. Me gustaría decir que hay otra forma de llegar mejor que esta, pero no la conocemos… en todo caso, viajen de tardecita noche.
Esto nos sirvió para que aprendamos con Chili a no subirnos más juntos en los ómnibus ni shuttles de larga duración. Ahora cada vez que nos subimos, nos hacemos los boludos y nos sentamos separados, cada uno en su ventana. Live and learn 🙂
Volcán Arenal, desde la Laguna Arenal, cerca del pueblo La Fortuna
La Fortuna es un pequeño pueblo que tiene varias atracciones turísticas:
- Hacer eco-turismo y visitar la reserva natural cercana para ver animales raros y mucho verde
- Ir a un RIO DE AGUAS TERMALES. Sí, un río
- Ver la cascada del río La Fortuna
- Subir al Cerro Chato, un volcán extinto y desde ahí mirar el volcán Arenal que sí está activo y humeando
- Hacer hicking por diversos senderos con mayor o menor cantidad de plantas, bichos, dificultad, pendientes y distintos tipos de vistas
- Hacer rafting o kayaking
- Ir al lago Arenal a pescar, bañarte o a navegar, entre otras cosas…
Nosotros contratamos lo que se llamaba el Hicking Extremo del Volcán Cerro Chato y Arenales. Esta es la historia:
Todo arrancó el sábado 03/09, la noche previa al tour, estando aburridos Chili y yo, trajimos nuestra botella de ron a la escena y fuimos a tomar a la plaza del pueblo, terminamos la botella que estaba por la mitad, compramos una nueva y fuimos al hostal. Un par de horas después teníamos nuevos amigos y nuestra botella ya había muerto en la batalla. Lo que no me dí cuenta es que Chili también había muerto, dando lugar a su siniestra y simpática alter-ego: BorraChili!
BorraChili tomó el control del cuerpo de Chili y siguió bebiendo los cocteles del hostal donde nos quedábamos hasta que a eso de las 12 y media de la noche fuimos a dormir.
Al día siguiente, a las 8:30 estábamos listos para subirnos a nuestro primer volcán… Ni Chili ni yo habíamos subido nunca a un volcán: esta era una experiencia nueva y aventurera y estábamos super entusiasmados. Nos habían advertido que llevemos ropa cómoda, mucha agua y NADA que no sea indispensable, porque caminaríamos TODO el día. La gente del tour proveía el guía y la comida (que uno mismo cargaba en su mochila).
Con nuestras mochilas listas, cargadas de agua y comida empezamos la travesía: una pendiente bastante pronunciada bajo el sol inmisericorde de Costa Rica aproximadamente a las 9:30 de la mañana. El grupo: unas 10 personas y un cadaver-zombie que aún no se había revelado.
Esta es la vista que nos esperaba más arriba en la primera parte de la escalada del Cerro Chato
La escalada pasó por los siguientes estadios:
- Una hora y poco de subida con fuerte pendiente sin sombra. Ideal para asesinar a gente que haya tomado mucho ron el día anterior. El paisaje: fantástico!!! Podés mirarlo cuando tomás aliento o agua… ahí te olvidás de los dolores que mandan todos tus músculos a tu cerebro.
- Hora y media de subida en terreno resbaladizo, ya con sombra, es un sendero lleno de raices y musgo. Esta zona se llama “bosque nuboso”. Es una zona en la que ves un árbol y encima de ese árbol unas 40.000 plantas parásitas y no parásitas viven, o sea el árbol es una especie de metrópolis para: líquenes, hongos, orquídeas floridas y no floridas, musgos, otros arbústos que se cuelgan, plantas con lianas tarzanísticas. Y por encima de este poema de vida verde, retozan cientos de insectos y orugas y lagartijas y pajaritos y quien sabe que más. ES BELLISIMO. Parece sacado de un libro de fantasías. No exagero cuando digo que el musgo tiene más musgo arriba. Esta parte de la subida la hacés con la boca abierta sin poder entender como puede existir tanta vida por metro cuadrado o mejor, cúbico. Al mismo tiempo, te envuelve una niebla húmeda y fría que impide que puedas ver más allá que unos 20 metros… Si tomaste mucho ron la noche anterior en esta zona es la que gritás: “Me siento moriiiiiiiir!!!!” y “Nunca más voy a tomaaaaaaar!!!!!”. Y sollozás en silencio.
Vida sobre vida + Vida en el bosque nuboso del Cerro Chato. HERMOSO
- En la cima paramos a almorzar en una suerte de claro del bosque, mirando las nubes desde arriba. Comés tu sanguchito sintiéndote en una película de Jurassic Park o quizás en la isla de King Kong. Acá es donde, gracias el tiempo transcurrido, 2 litros de agua y a comer algo la resaca te empieza a dar un respiro.
- Como se trataba de un volcán extinto que tiene una laguna en su cráter, para llegar a la misma, debíamos bajar… La bajada era, como decirlo… ABRUPTA! O sea, nos encontramos andando a gatas para no rodar como tatús por 150 metros. En ese momento, claro, EMPIEZA A LLOVER. Por nuestras vidas nos agarramos a raices, hojas, tierra, agujeros de lagartos, lo que sea para no caernos. Status de ResacaChili: ya estaba lo suficientemente recuperada como para no romperse el cuello.
- Ahí llegamos a La Laguna de Cerro Chato. Una laguna en medio de la niebla que cubre todo el cráter del volcán. El sol no penetra jamás al sitio, por lo tanto el agua es CONGELADA. Meterse a nadar sería recontra estúpido. Soy muy estúpido y me metí un rato con un canadiense (que estaba feliz como una foca) y un catalán llamado Ismael. Fuimos todos hermanos de estupidez y nos congelamos las #*(#* en la laguna glacial! Chili por fin volvió a ser ella misma. Sobrevivió a su primera resaca de la vida.
- Luego subimos nuevamente hasta la cima y bajamos por otro camino, para poder tener una buena vista del volcán Arenal (activo). No tuvimos la buena vista porque estaba lloviendo… pero por lo menos vimos la hermosa catarata del río la Fortuna en la caminata.
- Finalmente, muertos por haber caminado casi sin parar unas 6 horas (con muchas pendientes) nos acostamos en el lecho del RÍO DE AGUA TERMAL que se encuentra en las cercanías del pueblo. Así como suena, del volcán Arenal, baja un agua bien caliente, humeante. Este río lo usamos para relajarnos mientras los guías del tour nos daban bebidas con un poco ron para celebrar que sobrevivimos a la jornada.
Si sobrevivís a la subida y sos lo suficientemente pelotudo como para entrar en el agua, te podés sacar esta foto!!!
Evaluación del tour 10/10. MUY RECOMENDADO.
Claro, peleen el precio. Nosotros lo hicimos con la compañía Red Lava por 60$ cada uno. Pero nos consta que con un poco de insistencia lo podés sacar por 50$.
Con eso consideramos que habíamos cumplido con los puntos más importantes de La Fortuna así que nos dedicamos tan solo a tomar más cerveza esa noche (el grupo del tour fue genial, por ejemplo ahí conocimos a otros blogueros Ismael y Ana, de Barcelona, con quienes ojalá nos encontremos de vuelta).
El pueblo de La Fortuna nos pareció extremadamente turístico, con precios hiperinflados y ya sin identidad… sin embargo nuestra caminata/aventura, las vistas indescriptibles, la compañía graciosa y desinteresada, esa camaradería que se creó similar a la de los cadetes que sufren juntos bajo un sargento infeliz que los descuerea, la sensación de conquista en la cima y en la laguna… y finalmente la relajación total de los músculos en aguas calentadas volcánicamente especialmente para nosotros, hicieron que llevemos este sitio muy hondo en nuestro corazón.
La Fortuna es donde escalamos nuestro primer volcán! Y sobrevivimos!
Monteverde y el descanso del descanso.
Monteverde es un minúsculo pueblo que se encuentra rodeado de reservas naturales. Toda la zona es un gran bosque nuboso (como el que describí más arriba y que tenía más vida que un preescolar en recreo).
En serío es minúsculo. O sea, uno puede darle la vuelta a todo el pueblo en un par de horas, siempre y cuando esté dispuesto a subir y bajar mil veces por sus montes, porque está en medio de una cordillera y a sobrevivir a sus nieblas que llegan y se van en un ratito como los marineros.
No sabíamos que hacer y básicamente NO HICIMOS NADA!!! Y FUE GENIAL!!! JAJAJAJAJA!!!
A pesar de ser un pueblito chiquitito, tiene muy buenas indicaciones!
Esto es lo que hicimos en nuestros varios días en Monteverde (y recomendamos a quien quiera que pruebe la receta):
Descansamos en su clima superhiperinsuperablemente agradable. El clima es así: Sale el sol. Se mantiene a una temperatura máxima de 25 grados. Luego viene una niebla rara, como salida de una película de terror. Cae la temperatura a 20 grados. Llueve un poco. Luego sale el sol. Luego llueve un poquitito más. Pero un rato nomás. Viene la niebla zombi. Se va. Repetir indefinidamente hasta la noche. Noche: Repetir todo lo anterior pero sin el sol y con más niebla.
La niebla vampiresca avanzando sobre el pueblo…
Nos perdimos caminando por sus montes. Salimos a caminar. Nos perdimos. La niebla de terror no ayuda. Los paisajes son tan bellos, que vale la pena.
En medio de los torcidos caminos de Monteverde, nos encontramos con MACHERANO!!! (?)
Comimos, obviamente, donde los locales comen: ceviches, arroces, pollos, empanadas “arregladas”, burritos, etc…
Fuimos a una fábrica de quesos, cantando de felicidad porque tomaríamos helados y recibiríamos un tour por la “famosa fábrica de quesos de Monteverde”. Sí, cantamos en el camino (hay videos). Para luego ser decepcionados por la *$#(&* fábrica de quesos y sus helados. Es que… el “tour de la fábrica” consistía en mirar por una ventana como limpiaban sus cacharros y sus helados parecían que eran servidos por un jeque saudí en conos de oro blanco por sus precios.
Ida (la ilusión):
Vuelta (la realidad):
Y no hicimos ninguno de los tours, ni siquiera el de las tirolesas, áltamente recomendado por todo el mundo. No queríamos más tours de ver animales y plantas (hay varios de estos) y las tirolesas… digamos que habíamos tenido muchas de esas hace un par de años.
En general, bajamos un cambio, charlamos mucho entre nosotros y con CUALQUIERA, conocimos a más gente genial (como Jesús de Málaga y Sofía de Barcelona), admiramos bellísimos paisajes y la paz del pueblito. Y valió la pena.
Haciendo NADA, nos encontramos con este trío: el Vivo que se subió al níspero a comer y a tirarle semillas al Cómodo que se hamaca sin que le importen un par de frutas en la cabeza y el Perro Gordo que contempla la Creación desde el aburguesamiento de sus pliegues. Miren por favor el fondo… todo es así en Monteverde. Nos encantó
Creemos que Monteverde es un destino turístico raro… de repente para gente que quiere ver un tucán o algo así y está dispuesto a gastar mucho dinero por eso podría ser genial o quizás para alguien que sencillamente quiera ver verde 360 grados alrededor, arriba, abajo al centro y adentro… Para nosotros fue algo distinto. Monteverde fue paz. Y la paz… es algo que no se si uno puede comprar un tour para encontrarla. Por eso, fue una sorpresa inesperada y extremadamente grata para nosotros.
Esta paz fue quizás la que nos sirvió para tomar una decisión importante, no bajar más al sur (no ir a Panamá como teníamos planeado) y empezar a subir: decidimos cambiar los (semi-inexistentes!) planes e ir a Nicaragua directamente!!!
Había escuchado que Nicaragua se parecía a Paraguay… estaba ansioso por ver que de verdad había en esta afirmación 🙂
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